Indican la
consecuencia o cualidad de un elemento destacado en la oración. Siempre están
encabezadas por el subordinante que; suelen funcionar como complementos de un antecedente
intensificador de cantidad o cualidad: tantos/a/s, tan, tal, cada; el
intensificador no necesariamente debe estar junto al subordinante y puede ser
determinante o adverbio; sobre él recae el acento principal de la oración,
reflejo del carácter enfático de la construcción:
Tanto
bailó que se cansó. (Tanto
es un adverbio que modifica al verbo).
Esa mujer era tan
linda que todos la miraban. (Tan
es un adverbio que modifica al adjetivo linda).
Se llevó tal
susto que se desmayó. (Tal
es un determinante del sustantivo susto).
El artículo
indefinido un puede funcionar también
como antecedente de las consecutivas:
Tengo un hambre que me comería todo.
También pueden
servir de antecedente las locuciones de
modo, de manera, de forma, de suerte, etc.:
Hizo todo de forma tal que la felicitamos.
Las proposiciones
adverbiales consecutivas suelen asociarse a las adverbiales comparativas debido
a que ambos tipos modifican a un intensificador para expresar el énfasis
pragmático en la cantidad o en la cualidad:
La segunda parte me gustó tanto como la primera. (Comparativa)
La segunda parte me gustó tanto que me compré el DVD. (Consecutiva)
Me dijo cada
cosa que me quedé sin palabras.
Tu hermano es tal
como me contaste.
El valor
pragmático de los intensificadores es tan enfático, que muchas veces se elimina
la consecutiva:
¡Se llevó tal susto!
¡Tengo un hambre!
¡Me dijo cada cosa!
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