lunes, 4 de junio de 2012

El objeto directo y la preposición a


El objeto directo debe construirse con la preposición a:
  • Cuando se refiere a personas determinadas, animales determinados o cosas personificadas:
Encontré a mis amigas en el parque.
Llevamos a nuestro gato al veterinario.
Veo a los árboles que bailan a mi alrededor.
Busco a los empleados que salieron a comer.
Encontraste al hombre ideal.
Llevé a mi gato a vacunar.
Los días alegres seguirán a la época de tristeza.
  • Para evitar ambigüedad:
Penumbra de la paloma llamaban los hebreos a la finalización de la tarde.
La finalización de la tarde no es una persona, ni un animal ni un objeto personificado, pero sin el uso de la preposición no quedaría claro cuál es el objeto real y cuál el nombre con el que se lo llamaba.

El objeto directo NO debe construirse con la preposición a:
  • Con los objetos directos que expresan cosas u objetos:
*A los libros los devolví la semana pasada.
Los libros los devolví la semana pasada.
*Escuché a las guitarras, que sonaron toda la noche.
Escuché las guitarras, que sonaron toda la noche.
  • Cuando las personas o animales no están determinados:
Busco un empleado eficiente.
Busco a un empleado eficiente (cambia la interpretación).
Encontré un perro perdido en la calle.
*Encontré a un perro perdido en la calle.
Cada vez hay menos Quijotes y Celestinas.
  • Cuando hay juntos un objeto directo y uno indirecto que exigen a, para evitar ambigüedad:
Le mandé mi secretaria al jefe con todos los papeles que me pidió.
*Le mandé a mi secretaria al jefe con todos los papeles que me pidió.
  • Con nombres propios no puede suprimirse la preposición a, por lo tanto debe construirse la oración de otra forma:
*Le mandé Claudia al jefe con todos los papeles que me pidió.
Mandé a Claudia a la oficina del jefe para que le llevara todos los papeles que me pidió.
  • Con el verbo haber (impersonal):
Había tres personas esperándome.
Detesto las multitudes.
Detesto a las multitudes.

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