jueves, 7 de febrero de 2013

El superlativo: formación del superlativo absoluto. Ejemplos


Las formas tradicionales del superlativo absoluto son la anteposición del adverbio muy al adjetivo y la adición a este del sufijo -ísimo:

Abel es muy bueno.
Abel es buenísimo.

Los adjetivos acabados en vocal la pierden al formar el superlativo:

alto
altísimo
bajo
bajísimo
dulce
dulcísimo
gordo
gordísimo
prudente
prudentísimo

Los que terminan en diptongo o hiato pierden la última vocal:

amplio
amplísimo
limpio
limpísimo
sucio
sucísimo

Unos pocos añaden una c intermedia:

joven
jovencísimo
serio
seriecísimo

Algunos adjetivos, al formar el superlativo, reducen el diptongo que tenían en el lexema por haber perdido el acento en esa sílaba:

caliente
calentísimo
valiente
valentísimo

Sin embargo, la mayoría mantiene el diptongo:

abierto
abiertísimo
viejo
viejísimo

En el lenguaje escrito culto los adjetivos con los diptongos ie y ue no diptongan en el superlativo: fuerte>fuertísimo, nuevo>novísmo, bueno>bonísimo, cierto>certísimo. Sin embargo estas formas están cayendo en desuso y en la lengua coloquial se usan casi exclusivamente las formas diptongadas: fuertísimo, nuevísimo, buenísimo y ciertísimo.

Los adjetivos terminados en -ble lo hacen sobre la forma latina en -bilis, de la que proceden:

amable
amabilísimo
noble
nobilísimo
sensible
sensibilísimo
amable
amabilísimo
rentable
rentabilísimo

Hay otros que se construyen también sobre el lexema latino:

antiguo
antiquísimo
célebre
celebérrimo
fiel
fidelísimo
libre
libérrimo
mísero
misérrimo
sabio
sapientísimo
salubre
salubérrimo

Algunos superlativos existen solamente como tales, y carecen del adjetivo en grado positivo correspondiente por haberse perdido en la evolución del latín al español o por haberse dejado de usar:
acérrimo (de acre)
meritísimo (de mérito)
ubérrimo (del adjetivo latino uber)


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