Se pueden usar
adverbios para marcar el sentido, el modo, de toda una oración. Son adverbios
externos al predicado que modalizan el enunciado que sigue, es decir que
otorgan a toda la oración una modalidad.
La modalidad es
una indicación de la relación que establece el hablante entre él y su
interlocutor. Es un indicio de subjetividad y se marca con el uso de los modos
verbales y de los adverbios extraoracionales.
- El adverbio extraoracional indica el punto de vista en el que se sitúa el hablante. Por ejemplo, los adverbios de las siguientes oraciones equivalen a decir “teóricamente hablando”, “filosóficamente hablando”, etc.:
Teóricamente, eso sería imposible.
Filosóficamente, es aceptable.
Políticamente, Cataluña está dentro de España;
culturalmente, se siente una comunidad aparte.
- El adverbio extraoracional indica una evaluación subjetiva y emotiva del hablante, con respecto a lo que dice. Por ejemplo, en las oraciones que siguen, los adverbios equivalen a decir “estoy sorprendido porque…”, etc.:
Sorprendentemente, Julia vino a visitarme.
Felizmente, se recuperó muy rápido.
Lamentablemente, no se pudo solucionar nada.
- El adverbio extraoracional acentúa el aspecto de probable, improbable, obligatorio, cierto, etc., del modo y el tiempo verbal.
Posiblemente, haya terminado el horario de
atención al público.
Efectivamente, todo transcurrió en absoluta calma.
- El adverbio extraoracional también puede indicar frecuencia y tiempo (en sentido de época).
Frecuentemente, se advierte sobre esos peligros,
pero sin éxito.
Antiguamente, los libros se encuadernaban en cuero
y madera.
- Cuando un adverbio funciona como extraoracional, se lo separa con una pausa (en la oralidad) o con una coma (en la escritura) y suele ubicarse al comienzo de la oración. Eso lo diferencia de la función de modificador del verbo:
Lamentablemente, Franco habló. (Modificador de la oración: es una pena
que Franco haya hablado).
Franco habló lamentablemente. (Modificador del verbo: Juan habló mal.)
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