Hay fenómenos del español cuya adquisición reviste una
complejidad especial para el alumno extranjero. Tales por ejemplo: presencia /
ausencia del pronombre personal sujeto, los usos del artículo, el contraste
entre los verbos
ser y estar, y el uso de determinados adverbios.
El adverbio ya
El uso del adverbio ya
implica la presuposición de una situación pasada a la actual en el tiempo. Ya indica que la primera situación se
realizó completamente y estamos en la siguiente.
·
Ya +
tiempo pasado
Ya terminé de
estudiar. Primera situación: estuve estudiando; segunda situación: no estoy
estudiando más.
Ya llegó Juan.
Primera situación: Juan no llegaba a un lugar; segunda situación: Juan está en
el lugar.
·
Ya +
tiempo presente: el adverbio implica una situación anterior que ha
cambiado. Indica que una acción durativa ha comenzado y sigue en el presente.
Ya llegué. Ya estoy
acá.
Ya funciona el
televisor.
·
Ya =
enseguida + tiempo presente: indica que una acción es inminente.
- María, ven, por
favor.
- ¡Ya voy!
Los adverbios siempre y nunca
Siempre y nunca tienen principalmente dos valores:
Durativo
Siempre fui una
buena alumna. Nunca fui una buena alumna.
En este caso siempre se interpreta como “durante todo el
tiempo”, periodo que el contexto proporciona, por eso en pasado se usa el tiempo
perfecto, de acción terminada.
Habitual
Se interpreta nunca
como “ninguna vez”; siempre como
“cada vez, todas las veces”.
La mayoría de las
veces íbamos al cine los miércoles.
Siempre íbamos al
cine los miércoles.
Nunca terminábamos
de trabajar antes de las ocho.
Al dar una frecuencia de hábito, en pasado se usa el
pretérito imperfecto (de acción habitual).
Uso del adverbio todavía
El adverbio todavía
supone dos situaciones sucesivas en el tiempo. Se expresa que la primera
situación continúa sin dar paso a la segunda.
·
Todavía +
no + tiempo pasado: se supone que una acción se producirá, pero no se ha
producido hasta el momento.
- ¿Y Juan?
- Todavía no llegó
·
Todavía +
tiempo presente: una acción que se supone que terminará, continúa.
- ¿Y Juan?
- No llegó, acabo de
llamarlo. Todavía no está en casa.
También y tampoco
También es el
segundo “sí”, la segunda afirmación.
- A mí me gustó la
película.
- A mí también.
Tampoco es el
segundo “no”, la segunda negación. Si se antepone al adverbio, la negación del
verbo debe suprimirse.
- No me gustó la
película.
- A mí tampoco.
- No vino Carlos a
la fiesta. Macarena, tampoco.
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