viernes, 24 de febrero de 2017

Adjetivos relacionales


Relacionan el objeto designado por el sustantivo con otro objeto o entidad. Por ejemplo, mesa presidencial. En este sintagma se establece una relación entre el objeto mesa y el objeto presidente. Esta relación le asigna al sustantivo determinadas propiedades que dependen de la naturaleza del mismo:
 
el despacho presidencial (presidencial significa “que sirve al presidente”).
el decreto presidencial (presidencial significa “dictado por el presidente”).

Características de los adjetivos relacionales
El vínculo entre el objeto designado por el sustantivo y otro objeto, establece propiedades determinadas que se interpretan según el contexto:

el envase familiar (familiar significa la finalidad, “para la familia”).
problema familiar (familiar significa “en la familia”). 

La interpretación de cuáles son las propiedades asignadas por el adjetivo relacional depende de la naturaleza del sustantivo modificado.

En cierto grupo de relacionales, el vínculo entre los dos objetos se establece fácilmente; caracterizan a la entidad por su inclusión en determinado grupo, en general sociocultural:
Perteneciente a un país (gentilicios): el sabio francés.
Religión: la mujer judía.
Clase social: la joven burguesa.
Partido político o escuela: el período barroco, el senador liberal.
  • No suelen funcionar como predicativos: * el despacho es presidencial.
  • Los adjetivos relacionales van pospuestos al sustantivo: la zona industrial; * la industrial zona.
A veces un adjetivo relacional puede recategorizarse como calificativo: si decimos una actuación teatral, la interpretación relacional significa “en el teatro”; ahora bien, si teatral significa “exagerada”, el adjetivo es calificativo y puede anteponerse: una teatral actuación (sin interpretación relacional).
  • No son graduables (*muy presidencial) ni aparecen en construcciones comparativas (* es más presidencial que…).
  • No tienen antónimos: presidencial - *apresidencial.
Características morfológicas de los adjetivos relacionales
En su mayoría son sufijales y derivan de sustantivos: los sufijos más frecuentes son –al / -ar (regional, comercial, familiar), -ario (temporario), -ano (republicano, americano), -ivo (masivo, adictivo), -ista (humanista, capitalista), -esco (grotesco, novelesco), -il (juvenil, infantil).

(*) agramatical

viernes, 17 de febrero de 2017

Adverbios claves para estudiantes de español: ya, todavía, también, tampoco, finalmente

Ya
El adverbio ya presenta dos valores que el estudiante de español debe conocer y distinguir.

1) El uso del adverbio ya implica la presuposición de una situación pasada a la actual en el tiempo. Ya indica que la primera situación se realizó completamente y estamos en la siguiente.
  • Ya + tiempo pasado
Ya terminé de estudiar. 1ª situación: “estuve estudiando”; 2ª situación: “no estoy estudiando más”.
Ya llegó Juan. 1ª situación: “Juan no llegaba a un lugar”. 2ª situación: “Juan está en el lugar”.
  • Ya + tiempo presente
El adverbio implica una situación anterior que ha cambiado. Indica que una acción durativa ha comenzado y sigue en el presente.
Ya llegué. Ya estoy acá.
Ya funciona el televisor.

2) Ya = enseguida + tiempo presente: indica que una acción es inminente.
- Juan, viene, por favor.
- ¡Ya voy!

Siempre / Nunca
Siempre y nunca tienen principalmente dos valores:

Durativo
Siempre fui buena alumna. Nunca fui buena alumna.
En este caso siempre se interpreta como “durante todo el tiempo / la vida”, período que el contexto proporciona, por eso en pasado usamos el tiempo perfecto (de acción terminada).

Habitual
Se interpreta nunca como “ninguna vez”; siempre como “cada vez, todas las veces”.
La mayoría de las veces íbamos al cine los miércoles.
Siempre íbamos al cine los miércoles.
Nunca terminábamos de trabajar antes de las ocho.
Al dar una frecuencia de hábito, en pasado usamos el pretérito imperfecto (de acción habitual).

Todavía
El adverbio todavía supone dos situaciones sucesivas en el tiempo. Expresamos que la primera situación continúa sin dar paso a la segunda.

1) Todavía + no + tiempo pasado: suponemos que una acción se producirá, pero no se ha producido hasta el momento.
- ¿Y María?
- Todavía no ha llegado.

2) Todavía + tiempo presente: una acción que suponemos que terminará, continúa.
- ¿Y Pedro?
- No llegó, acabo de llamarlo. Todavía está en la casa.

También / Tampoco
También es el segundo “sí”, la segunda afirmación.
- A mí me gustó la película.
- A mí también.
Vino Sandra ayer. También vino Lucía.

Tampoco es el segundo “no”, la segunda negación. Si se antepone al adverbio, la negación del verbo debe suprimirse.
- No me gustó la película.
- A mí tampoco.
No vino Esteban a la fiesta. María, tampoco. Tampoco vino María. No vino María tampoco.

Finalmente / Al final / Al fin / Por fin
Finalmente es parte de una serie de elementos ordenados (temporal o lógicamente).
Primero pasó esto, después, eso; finalmente, aquello.

Por fin y al fin se utilizan generalmente para expresar que algo deseado largo tiempo se cumplió:
¡Qué bueno, pasó esto! ¡Por fin!

Al final se refiere a la parte final de un texto, o de una serie de hechos. No se interpreta en el sentido de conclusión de varios argumentos presentados.

sábado, 11 de febrero de 2017

Oraciones subordinadas causales: conectores


Porque, que, por, como, dado que, puesto que, ya que, pues, visto que, etc.
Solo se emplea el subjuntivo si se niega la causa, y los únicos conectores que permiten la negación son porque y por, éste siempre seguido de infinitivo.

Las subordinadas causales expresan un motivo, una razón, y el conector más característico es porque, que puede sustituirse por por + infinitivo cuando el sujeto del infinitivo coincide con el complemento directo o indirecto del otro verbo:
Me (yo) suspendieron por hacer (yo) un mal examen.

O cuando ambos sujetos coinciden, sin que la sustitución sea obligatoria:
Se fue (él) por estar (él) enfermo (= se fue porque estaba enfermo).

Porque es el único conector causal que puede ir con subjuntivo. Así sucede cuando se pone en duda o se niega la validez de la causa:
Se retrasó, no porque hubiera mucho tráfico.
Sabemos que ha ocurrido este fenómeno si el verbo de la oración causal aparece en subjuntivo; siempre que se así, se estará negando la causa. En todos los casos podríamos señalar la causa real, con indicativo, introducida por sino:
No se retrasó porque hubiera mucho tráfico, sino porque salió tarde de casa.

Pueden surgir ambigüedades si en lugar de porque tenemos por + infinitivo:
No lo hizo por molestar.
Puede pensarse que hizo algo, pero no con la intención de molestar (Lo hizo, pero no quería molestar). O bien que no hizo lo que tenía que hacer para, de esa forma, molestar (No lo hizo porque quería molestar).

En ocasiones, la negación colocada ante el verbo principal sirve para negar tanto éste como la subordinada causal:
No he ido porque fuera caro, sino porque voy a ir la semana que viene. Es decir, no ha ido (verbo principal) y no era caro (subordinada).

También se emplea el subjuntivo cuando el hablante no presenta esa causa como completamente real u objetiva:
Siento que haya faltado porque su padre se encuentre mal.
No pienses que lo he votado porque crea que es el mejor.

sábado, 4 de febrero de 2017

Conectores adversativos


Estos conectores sirven para relacionar diversos elementos de una oración:
Clara es agradable pero muy particular.

Pueden relacionar también oraciones independientes:
Clara es agradable y muy particular. Por el contrario, su hermana es desagradable y vulgar.

Los conectores compuestos (sin embargo, no obstante) prefieren unir elementos mayores como frases u oraciones independientes, no palabras:
Era rico pero desgraciado.
Mejor que:
Era rico, sin embargo, desgraciado.

Las adversativas dan lugar a una relación de oposición. Se usan para oponerse a alguna conclusión que pudiera sacarse en un primer momento:
Juan era muy rico; en cambio, sus padres pasaban hambre.

Grupos de conectores adversativos
a) Restrictivos: no se niega el primer elemento:
Era muy joven, pero ya muy sabia.

b) Exclusivos: se niega el primer elemento:
No era muy inteligente, pero sí muy trabajador.

Exclusivos son sino, pero sí, más que:
No vino Pedro, sino Antonio.
No vino nadie más que Antonio.

También dan lugar a adversativas exclusivas antes (que no debe confundirse con el adverbio de tiempo), más bien, por el contrario:
No los traicionó; antes, se habría dejado matar.
No era Isabel; más bien, era Carolina.
Carolina no lo llamó; por el contrario, Delia sí lo hizo.

Pero
Sirve para limitar el alcance de lo anterior. No niega lo anterior, pero se opone a las conclusiones que pudieran derivarse de ello:
Es muy atractiva, pero no encuentra pareja.
Otras veces, pero no se opone a lo que podría pensarse de lo anterior. Sólo lo corrige, señalando un segundo hecho que el hablante considera más importante:
Me gusta el arroz, pero más aún la pasta.

Exige la negación de lo anterior, por lo que tiene un carácter excluyente:
No fue a Roma, sino a París.
A veces, en enunciados interrogativos equivale a “excepto, más que”:
¿Quién sino Pablo Neruda podía escribir versos tan hermosos?
Sino se encuentra en la correlación no solo…sino (también), que tiene un sentido copulativo:
No solo salió sino que también llegó tarde (= Salió y llegó tarde).

Aunque
Es conector adversativo pero también concesivo. Cuando es adversativo equivale a pero:
Tenía mal carácter, aunque buen corazón.
Cuando es concesivo, expresa una circunstancia que no produce el efecto que sería de esperar:
Aunque lo tenía todo a mi favor, no conseguí el empleo.

Sin embargo, no obstante, en cambio, por el contrario, ahora bien
Estos conectores compuestos poseen un carácter restrictivo como pero. El más general es sin embargo. Muy próximo a él está no obstante, menos empleado y más formal:
No servía para nada; sin embargo, volvimos a hacerlo.

Los demás conectores compuestos presentan diversos matices. En cambio (más informal) y por el contrario (más formal) marcan un contraste entre dos informaciones que se comparan:
Me pasé una hora buscando la factura y no la encontré. En cambio, cuando no la buscaba la encontré.

Ahora bien (que a veces se reduce a ahora) sirve para introducir una información fundamental que matiza la anterior. Al mismo tiempo, indica un cambio en el discurso:
Se ha pasado toda la vida atendiendo sus caprichos. Ahora bien, todo eso se ha acabado.