El gerundio no es
un verbo, así como tampoco es un adjetivo, calidad en la cual se admite un uso
restringido. Generalmente el gerundio tiene un uso adverbial, y más
concretamente, de modo.
El adverbio tiene como función modificar un verbo, por lo tanto el gerundio modifica al verbo y puede estar junto a él o separado. El gerundio, como todos los adverbios, dice cómo sucede la acción: Espero. ¿Cómo espera? Fumando (fumando espero). Está. ¿Cómo está? Trabajando (está trabajando).
El gerundio pegado al verbo
Te sigo queriendo.
Juan y Ariel siguen siendo los mejores de la
clase.
La temperatura está subiendo mucho respecto de
años anteriores.
Me estoy cansando de tanta hipocresía.
El gerundio despegado del verbo
Para comprobar
que el gerundio cumple la función de adverbio de modo, debe responder a la
pregunta cómo. Analicemos un ejemplo
para comprobar si cumple o no una función adverbial:
Lea las condiciones de principio a fin, marcando
con rojo lo que sea confuso.
El verbo es lea; el objeto directo (¿qué leo?), las condiciones; y el complemento
circunstancial de modo (¿cómo lo leo?), marcando
con rojo. El gerundio de esta oración es correcto.
Llegó a casa, pasando por el garaje, dejando su
abrigo en el perchero, subiendo a la habitación y encontrándola dormida.
En esta oración
ninguno de los gerundios es correcto, pues no responden a la pregunta ¿Cómo
llegó?, sino que dice qué fue haciendo después de llegar. La oración correcta
sería:
Llegó a casa, pasó por el garaje, dejó su abrigo
en el perchero, subió a la habitación y la encontró dormida.